Otra que se ha reído un rato largo con las experiencias de Brian (aprendizaje en el garaje, hacer la rotonda en primera, crear colas kilométricas de coches tras él...).
Es estupendo ver que las desventuras de la novatez no son exclusivas de nadie, sino que forman parte del proceso de aprendizaje.
Cuando me hicieron la primera vez a mí el saludo motero me emocioné también; no pude responder, porque no estaba segura de no irme al suelo si lo hacía y me sentí fatal por no haber correspondido. Ahora ya lo he practicado y, ¡wooo!, me encanta la sensación de que el mundo te acepta, seas quien seas, porque sobre dos ruedas todos nos volvemos hermanos. (Snif, snif... Me sigo emocionando con cada saludo).