Hace ya mucho tiempo, y evitando precisamente países como India, Pakistán, etc., me volví por tierra desde Turkia. A la altura de Rumanía me llevaron unos kilómetros un grupo de 7 tíos en una furgoneta. Al principio bien, algunos habían estado en España y hablaban español. Pero llegó un punto en que la conversación giraba todo el rato hacia cuánto dinero tenía y se empezó a poner hostil. Por casualidades del destino, un accidente o algo creó una caravana, y pararon en una especie de bar a hacer tiempo. Sin mirar a nadie, cogí mi mochila, salí de la furgoneta el último y me puse a andar junto a la carretera sin mirar atrás.
Un par de horas más tarde, una gran persona me ofreció llevarme y a los diez minutos ya me había invitado a su casa a cenar con su familia, dormir, ducharme, lo que hiciera falta, y al día siguiente me dió algún consejo para seguir mi camino
Y si, me encontré bastante más buena gente que mala por el camino. Y me alegro de haber tenido suerte, porque un solo grupo de gente, incluso una sola persona, en una pequeña fracción de tu viaje puede hacer que lo lamentes durante años. Pero vamos, que para eso tampoco hay que salir de tu provincia.