deiotarus
Well-Known Member
Hola compañeros. Hoy ha sido uno de esos días en los que el destino te avisa de que la línea divisoria entre lo blanco y lo negro es muy delgada.
Atravesando la localidad alicantina de Agost, un coche blanco que sale sin mirar de una boca calle para incorporarse a la calle principal, casi se me echa encima. Para colmo, yo no iba muy concentrado ya que me estaba fijando en un grupo de moteros que estaba aparcado a mi derecha por lo que mi capacidad de reacción no estaba al 100%. El destino quiso que el conductor del coche blanco se diese cuenta en última instancia...
No soy supersticioso, pero unos metros más adelante se me cruza un gato negro de izquierda a derecha... Bien, no pasa nada, seguimos... pero avanzando un poco más, se me cruza otro en sentido contrario... ¿Es la ley de la compensación? Nunca me había pasado algo así...
Seguimos... Continúo ruta y el anterior grupo de moteros que estaba aparcado resultó ser un montón de descerebrados, enmonados, tocarodillas, raspareposapiés y espantaviejas de esos que se creen que la carretera es su circuito de carreras personal, haciendo mucho ruido y compitiendo para ver quién la tiene más larga. Yo iba como el chófer de Miss Daisy, con lo que me pasan como un misil Patriot a escasa distancia, jugándose el físico, y lo que es peor, jugándomelo a mi y a los demás.
Mosqueado ante tal cúmulo de acontecimientos, decido ir con más precaución todavía de la habitual y de la que me permiten los 11 CV que llevo en el puño, perdiéndome por esas carreteras y caminos por las que los descerebrados ni sospechan que existen, bueno, ni casi nadie.
No hubo más contratiempos, pero así son las cosas y así se las hemos contado, con lo que pude fabricar, a gusto, el frikivideo de la cadena de transmisión...
Atravesando la localidad alicantina de Agost, un coche blanco que sale sin mirar de una boca calle para incorporarse a la calle principal, casi se me echa encima. Para colmo, yo no iba muy concentrado ya que me estaba fijando en un grupo de moteros que estaba aparcado a mi derecha por lo que mi capacidad de reacción no estaba al 100%. El destino quiso que el conductor del coche blanco se diese cuenta en última instancia...
No soy supersticioso, pero unos metros más adelante se me cruza un gato negro de izquierda a derecha... Bien, no pasa nada, seguimos... pero avanzando un poco más, se me cruza otro en sentido contrario... ¿Es la ley de la compensación? Nunca me había pasado algo así...
Seguimos... Continúo ruta y el anterior grupo de moteros que estaba aparcado resultó ser un montón de descerebrados, enmonados, tocarodillas, raspareposapiés y espantaviejas de esos que se creen que la carretera es su circuito de carreras personal, haciendo mucho ruido y compitiendo para ver quién la tiene más larga. Yo iba como el chófer de Miss Daisy, con lo que me pasan como un misil Patriot a escasa distancia, jugándose el físico, y lo que es peor, jugándomelo a mi y a los demás.
Mosqueado ante tal cúmulo de acontecimientos, decido ir con más precaución todavía de la habitual y de la que me permiten los 11 CV que llevo en el puño, perdiéndome por esas carreteras y caminos por las que los descerebrados ni sospechan que existen, bueno, ni casi nadie.
No hubo más contratiempos, pero así son las cosas y así se las hemos contado, con lo que pude fabricar, a gusto, el frikivideo de la cadena de transmisión...