thecayflow
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Un radiante y magnífico día de verano decidí que ser motero era cosa buena. Me sentí fascinado por la cultura subyacente entre V's y ayuda mutua entre los miembros de la comunidad sin esperar beneficio a cambio, solo por el mero hecho de ayudarse unos a otros, y por todas esas ventajas que acarrea el ir en moto (poder moverte con soltura por la ciudad, carriles bus-vao, ahorro en gasolina, aparcar donde te salga de la figa... y LO MEJOR DE TODO: disfrutar del hecho de conducir, en lugar de estresarse en el coche como sin haber cagao en todo el día, insultando a todo bicho viviente, los dos extremos opuestos de un mismo camino).
En seguida comprendí lo que se siente cuando -es cierto eso que dicen- tú no la eliges, sino que te elije ella a ti. Ya lo creo. Mis 24 años de carnet B, contrastan con los 16 que se necesita para llevarla, casi la tercera parte de mi edad... y sin embargo me electrificó desde el primer momento: esa bofetada de sabor anaranjado inyectado directamente en mi córtex cerebral, hacía que se me saltaran lágrimas de arco iris y que todo me pareciera un oasis de felicidad. Mi sueño tenía nombre claro y conciso: KTM RC 125 2017.
Así que fui al conce KTM que PROCYCLE casualmente tiene al lado de mi curro (Avenida Valladolid, en Madrid), cuyas fotos en Google Maps revelaban un espacio inmenso repleto de auténticos maquinones, mejor imposible. Aparco tímidamente mi coche (casi sintiéndome culpable... XDDD) y me planto en la tienda, que para mi sopresa está completamente vacía, como si la estuvieran renovando, desmantelando, o vaya usted a saber ¡...! Estamos a principios de julio de 2017.
Cuando digo que estoy interesado en comprar una moto, la chica amablemente me dice que tengo que ir "...a KTM". Yo juraría que ya estaba en KTM..., pero me dice que hable con ventas, en la otra punta de la ciudad. Genial, yo feliz. Allí voy con toda mi ilusión hasta que me encuentro en una tienda mucho más pequeña, en plan farmacia de barrio, como un pequeño pellizco de realidad que me aterriza un poco el sueño que estoy viviendo. Al preguntar por el modelo en concreto y cómo sería todo el proceso en general, las respuestas que recibo me dejan un poco frío, aletargado y decido pensármelo tranquilamente, es como si el encanto hubiera perdido algo de magia. Esperaba una conversación en torno a sensaciones, la ilusión de empezar una nueva etapa que cambiaría el rumbo de tu vida para mejor, etc. pero en lugar de eso me encontré una suerte de respuestas automáticas y un lacónico "Todo lo que has de hacer es darnos un 10% de señal y 90% a la entrega. La moto hasta octubre no llega". Period (que dirían en mi pueblo).
Pero el veneno sigue ahí, naranja, vibrante, como la voz de tu conciencia que te repite una y otra vez que tu eres motero, solo que no lo sabías, tan solo han tenido que pasar 43 años para despertar a la fiera. Es la historia de mi vida: siempre llego tarde, pero llego. Así que al final, dos semanas más tarde, totalemente en modo subconsciente y con todos mis filtros antimarketing cancelados, decido abrirme de patas y formalizar la compra. Para mi sorpresa, apenas una semana después, primeros de agosto, me llama la chica que me dijo que "tenía que ir a KTM" y Oh, sorpresa!!! ¡¡que se han adelantando..!! La moto ya está en el local, flipa como una almeja!! Paga el 90% y te la matriculamos. Esa misma mañana, a pesar de que iba con el tiempo justo al aeropuerto, me pasé por un banco y aflojé la pasta. "En pocos días la tienes". Así pasaron los días, y las semanas... para mi sorpresa la moto estaba pero "los papeles" no ¿...!. Me prometieron que para el 1 de septiembre estaría. Una pena haber perdido el buen tiempo de agosto, y que para mas inri ese mismo día saldría de viaje de curro por 2 semanas, fuera de España.
Mi sorpresa degeneró en cabreo cuando a mediados de septiembre entro en la tienda y veo la moto sin la placa. Habían tenido tiempo de sobra, mes y medio desde que la dejé pagada al 100%, para una gestión que se puede hacer online en pocos minutos. Ya me estaba empezando a preocupar y mi grado llegó a nivel frenético cuando me dijeron que me llamarían al dia siguiente sin falta para concretarme fecha, cosa que evidentemente no hicieron, ni al siguiente, ni al siguiente... En el teléfono no respondían. Cuando finalmente caí en la cuenta de llamar al móvil desde el que aquella chica me habló mes y medio atrás, hasta que finalmente me lo soltó todo: "la empresa está quebrada, yo ya estoy de baja y estoy hablando con algunos clientes porque mi jefe no da la cara. Tenemos dificultades financieras, confiamos en que el seguro cubra parte de los gastos y tu moto pueda ser matriculada pero tenemos que meterles presión; si sacas tu moto ahora, no la podrás matricular, solo te servirá para circuito ¿¿...!! y su valor en la calle es de 500 eur., la novena parte de lo que has pagado. Si precintan el local, olvídate: no se podrá sacar nada, y en el mejor de los casos recuperas algo de dinero, en año y medio...".
Mis peores sospechas se habían confirmado. La pasta en el aire. ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo se lo explico a mi mujer? ¿En qué podría haber empleado todo ese dinero para las necesidades de mis hijos? ¿Qué hago con todo lo que he comprado ya para la moto (chupas, casco, antirrobos, botas,...). Dios, qué infierno.
Al día siguiente me presenté con la policía en el local. Hicimos lo que pudimos que es presionar al conce, pedir la hoja de reclamaciones (ya os adelanto que no sirve para nada, porque según me dijeron en Consumo al tratarse de una estafa, debía ir por vía civil y no administrativa), y su mejor recomendación fue -literalmente- darlo a conocer públicamente y ver si entre un grupo de afectados nos poníamos de acuerdo para ir a denunciarlo conjuntamente-. Yo que soy previsor, fui el viernes pasado a poner la denuncia directamente en el juzgado de plaza de Castilla, ya que de esa forma no les quedan más cojones que abrir diligencias, porque si lo pones en comisaría NO LO REMITEN AL JUZGADO con la legislación actual: solo se remiten delitos de sangre, violaciones o corrupción y poco más -en otras palabras, el expediente se moriría de polvo y asco archivado-. En el preciso instante en que estoy entregando la denuncia me suena el móvil... Estan matriculando mi moto. Son los mismos que decian, tan solo dos horas antes, que no me podia llevar la moto y matricularla por mi cuenta, que no sabían si quiera en la tienda dónde estaría la documentación. "Puede que en Barcelona, aunque lo más probable que en Asturias".
Hoy mi moto está conmigo. No ha sido un parto fácil porque al no tener ni idea, traerla por todo el centro de Madrid y acabar saliendo por autovía hasta llegar a casa, insisto: sin saber poner ni punto muerto, porque a los del seguro no les daba la gana enviarme la grúa que me prometieron en la misma mañana cuando contrataba la póliza, pero ya está conmigo. Suena como los ángeles, aunque me trollea el punto muerto cosa fina. Pero es preciosa. Es una obra de arte. Es tremendamente bella y cautivadora. Es naranja. Es mía.
En seguida comprendí lo que se siente cuando -es cierto eso que dicen- tú no la eliges, sino que te elije ella a ti. Ya lo creo. Mis 24 años de carnet B, contrastan con los 16 que se necesita para llevarla, casi la tercera parte de mi edad... y sin embargo me electrificó desde el primer momento: esa bofetada de sabor anaranjado inyectado directamente en mi córtex cerebral, hacía que se me saltaran lágrimas de arco iris y que todo me pareciera un oasis de felicidad. Mi sueño tenía nombre claro y conciso: KTM RC 125 2017.
Así que fui al conce KTM que PROCYCLE casualmente tiene al lado de mi curro (Avenida Valladolid, en Madrid), cuyas fotos en Google Maps revelaban un espacio inmenso repleto de auténticos maquinones, mejor imposible. Aparco tímidamente mi coche (casi sintiéndome culpable... XDDD) y me planto en la tienda, que para mi sopresa está completamente vacía, como si la estuvieran renovando, desmantelando, o vaya usted a saber ¡...! Estamos a principios de julio de 2017.
Cuando digo que estoy interesado en comprar una moto, la chica amablemente me dice que tengo que ir "...a KTM". Yo juraría que ya estaba en KTM..., pero me dice que hable con ventas, en la otra punta de la ciudad. Genial, yo feliz. Allí voy con toda mi ilusión hasta que me encuentro en una tienda mucho más pequeña, en plan farmacia de barrio, como un pequeño pellizco de realidad que me aterriza un poco el sueño que estoy viviendo. Al preguntar por el modelo en concreto y cómo sería todo el proceso en general, las respuestas que recibo me dejan un poco frío, aletargado y decido pensármelo tranquilamente, es como si el encanto hubiera perdido algo de magia. Esperaba una conversación en torno a sensaciones, la ilusión de empezar una nueva etapa que cambiaría el rumbo de tu vida para mejor, etc. pero en lugar de eso me encontré una suerte de respuestas automáticas y un lacónico "Todo lo que has de hacer es darnos un 10% de señal y 90% a la entrega. La moto hasta octubre no llega". Period (que dirían en mi pueblo).
Pero el veneno sigue ahí, naranja, vibrante, como la voz de tu conciencia que te repite una y otra vez que tu eres motero, solo que no lo sabías, tan solo han tenido que pasar 43 años para despertar a la fiera. Es la historia de mi vida: siempre llego tarde, pero llego. Así que al final, dos semanas más tarde, totalemente en modo subconsciente y con todos mis filtros antimarketing cancelados, decido abrirme de patas y formalizar la compra. Para mi sorpresa, apenas una semana después, primeros de agosto, me llama la chica que me dijo que "tenía que ir a KTM" y Oh, sorpresa!!! ¡¡que se han adelantando..!! La moto ya está en el local, flipa como una almeja!! Paga el 90% y te la matriculamos. Esa misma mañana, a pesar de que iba con el tiempo justo al aeropuerto, me pasé por un banco y aflojé la pasta. "En pocos días la tienes". Así pasaron los días, y las semanas... para mi sorpresa la moto estaba pero "los papeles" no ¿...!. Me prometieron que para el 1 de septiembre estaría. Una pena haber perdido el buen tiempo de agosto, y que para mas inri ese mismo día saldría de viaje de curro por 2 semanas, fuera de España.
Mi sorpresa degeneró en cabreo cuando a mediados de septiembre entro en la tienda y veo la moto sin la placa. Habían tenido tiempo de sobra, mes y medio desde que la dejé pagada al 100%, para una gestión que se puede hacer online en pocos minutos. Ya me estaba empezando a preocupar y mi grado llegó a nivel frenético cuando me dijeron que me llamarían al dia siguiente sin falta para concretarme fecha, cosa que evidentemente no hicieron, ni al siguiente, ni al siguiente... En el teléfono no respondían. Cuando finalmente caí en la cuenta de llamar al móvil desde el que aquella chica me habló mes y medio atrás, hasta que finalmente me lo soltó todo: "la empresa está quebrada, yo ya estoy de baja y estoy hablando con algunos clientes porque mi jefe no da la cara. Tenemos dificultades financieras, confiamos en que el seguro cubra parte de los gastos y tu moto pueda ser matriculada pero tenemos que meterles presión; si sacas tu moto ahora, no la podrás matricular, solo te servirá para circuito ¿¿...!! y su valor en la calle es de 500 eur., la novena parte de lo que has pagado. Si precintan el local, olvídate: no se podrá sacar nada, y en el mejor de los casos recuperas algo de dinero, en año y medio...".
Mis peores sospechas se habían confirmado. La pasta en el aire. ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo se lo explico a mi mujer? ¿En qué podría haber empleado todo ese dinero para las necesidades de mis hijos? ¿Qué hago con todo lo que he comprado ya para la moto (chupas, casco, antirrobos, botas,...). Dios, qué infierno.
Al día siguiente me presenté con la policía en el local. Hicimos lo que pudimos que es presionar al conce, pedir la hoja de reclamaciones (ya os adelanto que no sirve para nada, porque según me dijeron en Consumo al tratarse de una estafa, debía ir por vía civil y no administrativa), y su mejor recomendación fue -literalmente- darlo a conocer públicamente y ver si entre un grupo de afectados nos poníamos de acuerdo para ir a denunciarlo conjuntamente-. Yo que soy previsor, fui el viernes pasado a poner la denuncia directamente en el juzgado de plaza de Castilla, ya que de esa forma no les quedan más cojones que abrir diligencias, porque si lo pones en comisaría NO LO REMITEN AL JUZGADO con la legislación actual: solo se remiten delitos de sangre, violaciones o corrupción y poco más -en otras palabras, el expediente se moriría de polvo y asco archivado-. En el preciso instante en que estoy entregando la denuncia me suena el móvil... Estan matriculando mi moto. Son los mismos que decian, tan solo dos horas antes, que no me podia llevar la moto y matricularla por mi cuenta, que no sabían si quiera en la tienda dónde estaría la documentación. "Puede que en Barcelona, aunque lo más probable que en Asturias".
Hoy mi moto está conmigo. No ha sido un parto fácil porque al no tener ni idea, traerla por todo el centro de Madrid y acabar saliendo por autovía hasta llegar a casa, insisto: sin saber poner ni punto muerto, porque a los del seguro no les daba la gana enviarme la grúa que me prometieron en la misma mañana cuando contrataba la póliza, pero ya está conmigo. Suena como los ángeles, aunque me trollea el punto muerto cosa fina. Pero es preciosa. Es una obra de arte. Es tremendamente bella y cautivadora. Es naranja. Es mía.