A veces, cuando la adrenalina te da ese medio segundo eterno en que ves todo a cámara lenta, si sabes lo que hacer, te puedes librar de una buena. Cosas cómo tumbar la moto para evitar impacto frontal, el levantarse del asiento para pasar por encima de un obstáculo, etc. puede marcar la diferencia. Claro que hay que tener perfectamente interiorizado para que salga instintivamente en el momento preciso. Eso se consigue a base de experiencia o entrenamiento.
Ya un par de veces me ha ocurrido de llegar pasado de velocidad a una curva por ir "empanao" pensando en mis cosas. Suerte doy de que ambas veces he podido controlar el impulso de frenar, y la forma es grabarme a fuego que la moto puede tumbar mucho más de lo que la tumbo, que puedo cerrar el giro porque siempre dejo margen de seguridad. Hoy ha sido la seguna vez, con el sol de cara, y casi casi le doy al freno... pero no. Lo triste es que tres curvas más adelante, un motero se había toñado contra un todoterreno. Había policía y tal, creo que no pasó nada muy grave (debió pasar sobre el capó y dar en blando contra un terraplés de tierra que había), y me ha recordado lo bien que hago en no tomar rápido las curvas sin visibilidad. Te sale un viejo de un camino, alguien que te come el carril o lo que sea, y hostia guapa.
Tal cómo yo lo veo, la parte de cada uno es poner el granito de arena para evitar problemas, que básicamente es andar con cabeza, ser prudente y estar atento. Luego están millones de cosas que no controlamos, y que nos afectan. Entiendo que esa impotencia, ese riesgo fuera de nuestro alcance, produce frustración. Y es cierto, la vida es puro riesgo, nunca se sabe lo que puede pasarte dentro de un minuto. Hay que aceptar la parte de azar que hay en todo, y habiendo hecho cada uno sus "deberes", aceptar lo que el destino, azar, Murphy, Dios (o lo que cada uno crea) disponga.
Hay una plagaria muy sabia, la plegaria de la serenidad:
Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar,
fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar
y sabiduría para entender la diferencia.
En mi opinión, el no aceptar el riesgo, el pensar que sólo se la pegan los imprudentes, es un autoengaño que nos hacemos para no afrontar la realidad del riesgo que asuminos al montar en una moto, un coche, o lo que sea. Hay que aceptar lo que escapa a nuestro control. Hay quien puede lograrlo reflexivamente, con una buena charla, y hay a quien le resulta más fácil hacer un esfuerzo mental, agarrar de nuevo la moto y con el tiempo, al ver que puede volver a circular sin tener más accidentes, va "enterrando" ese recuerdo traumático bajo muchas nuevas experiencias de normalidad.
Personalmente he tenido un par de accidentes de coche, en ambos porque se saltaron la preferencia de paso, y seguí conduciendo (en el primero mi coche salió indemne, el otro destrozado; en el segundo, era con la furgo del curro, que quedó jodida, pero me monté en la de reserva y seguí a lo mío). Tras la bajada de la adrenalina, cuando dejan de temblarte las piernas y has hecho un poco de reflexión de lo ocurrido, cuando antes te vuelvas a montar, mejor.