Además de su gama ya conocida de motos de 125 y 250 cc, Mash sube una marcha con el lanzamiento a nuestro mercado de la Five Hundred, que como su nombre no indica, monta en realidad un monocilíndrico de 397 cc... En todo caso, Mash, la marca creada en Francia por SIMA hace sólo 2 años, y que fabrica bajo parámetros europeos en China, continúa ampliando su gama con la llegada de la nueva “quinientos”, una máquina ideal para el A2, sencilla, de corte clásico y al más puro estilo vintage, bastante económica y que, particularmente, me parece ¡realmente preciosa!
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Empecemos con que esta
Mash “Five Hundred” se venderá a 4.195 euros. Por este precio muy competitivo, podrás disfrutar de una moto ligera equipada con un monocilíndrico
refrigerado por aire de 4 cilindros e inyección de 397 cc, (¿de ahí que se le pueda cambiar el nombre devolviéndola a la realidad denominándola como se debe: “four hundred”?)... Es un motor que, con
27 caballos y 3,5 mkg de par en su motor, no tiene demasiado difícil mover los 151 kilos en seco de la moto con unos niveles de dinamismo bastante convincentes.
Leerás más adelante que los propios responsables de
Mash indican a quien quiere escucharles que “
a muchos clientes europeos las altas prestaciones ya no les interesan”. Asumiendo que en este sentido esta “Four Hundred” no es una moto que se pueda calificar ni por asomo de rápida, proclamemos ya sin más retrasos como conclusión de esta prueba que “corre lo suficiente”. Su manera de moverse no te dejará descolocado entre el tráfico habitual en recorridos periurbanos como sí ocurre, es preciso reconocerlo, con la
pequeña Mash 125 probada aquí mismo, un verdadero carropolos en comparación.
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¿Qué obtienes por este precio de scooter? Desde luego, no un vehículo totalmente carenado, con hueco portacascos ni ganchos para objetos, ni con un variador automático con el que te olvidarás del cambio de marchas... Al contrario, l
a Mash “Five Hundred” es una bella moto “con marchas”, de estilo antiguo, asiento doble, portapaquetes trasero, manillar alto y ancho, y hasta, además del arranque eléctrico, por si eres un purista, una palanca de puesta en marcha...
En SIMA, el fabricante francés que ha creado la marca, han llamado a la
Mash “Five Hundred”, o sea, quinientos, aunque en realidad sea una 400 cc, “
por sus buenas prestaciones y porque este nombre suena bien”. El nombre de la propia marca “Mash” busca igualmente el buen marketing europeo: es un nombre corto, suena igualmente bonito y evoca a libertad, a años 70... SIMA es, en Francia, los quads TGB, pero también ha sido Ducati, MV, Husqvarna y demás. Ahora importa también GasGas y EBR.
Sí, en realidad la “
Five hundred” es una monocilíndrica 400 cc a inyección, con kick y demarreur eléctrico, y de estética y estilo muy “seventies”, con buenos acabados, y con gran calidad de fabricación –la garantía es de dos años-, de modo que es una moto completamente “de esta época”. Ahora está de moda la actitud “cool”, fashion, que gusta tanto a los jóvenes como a los no tan jóvenes. En este sentido, es verdad que se parece mucho a una
Triumph Bonneville, con un look muy similar a las viejas motos inglesas gracias a su depósito antiguo y sus dos escapes... pero a un precio verdaderamente bueno.
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La SIMA, la propietaria de la marca, exporta a Italia, España, Portugal, Belgica, Suiza, Alemania... y la vende muy, muy bien en
Francia, donde se ha convertido en el segundo fabricante en ventas en la clase de 125 cc. Mash funciona, y aunque se fabrica en China, su proceso de fabricación es “standard europeo”: se fabrica un prototipo, con muchos elementos fabricados en Francia, escape, depósito, pintura... Estas piezas se copian en origen, y se hace una preserie, que es modificada para evitar los defectos. Todo este proceso dura unos seis meses, después se pasa a la fabricación y a la industrialización. Sería injusto tratarla como una moto “made in China” más.
La “Five Hundred monta un motor que se parece muchísimo a un Honda 400”, de modo que no tiene problemas ni de diseño, ni de fiabilidad, ni de prestaciones.
Según Frèd Fourgeaud, de SIMA, “
los clientes quieren motos con elasticidad, fáciles de conducir, y muy fiables, para pasear. Las altas prestaciones no interesan, de modo que hemos hecho unas motos “seventies”, siguiendo las tendencias de hoy. Ha vuelto el amor al estilo clásico, pero sin volver a las motos que necesitaban acarrear una pesada bolsa de herramientas y que marcaban el territorio con pérdidas de aceite. Mash es una moto moderna, y con calidad digna del mercado europeo”...
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Bien, acerquémonos a la “Four Hundred” -o, ¡perdón!, la “Five Hundred”-, y lo cierto es que la Mash es muy agradable. Es verdad que algunos detalles podrían ser mejorados, que se ve algún hierro y que, por ejemplo, muchas soldaduras ni siquiera se esconden.
También que es una moto equipada con lo justo: apenas un doble reloj muy sencillo, (aunque con cuentarrevoluciones, y testigo de entrada en reserva), un faro redondo “old style”, un caballete lateral con interruptor desconectador como manda la ley, cierre guardacasco con llave, una parrilla posterior de tubos con pitones de enganche para “sandows” o pulpos...
Lo que sí ofrece son
buenos detalles vintage que la asemejan a una “oldie” tan bella como la Bonnie T120 : tanque con “tanq slappers” o protecciones de goma para las rodillas, unos guardabarros metálicos cromados, la pareja de escapes tipo “peashooter” o “lanzaguisantes”, la horquilla clásica telescópica con fuelles de goma, o el asiento bien mullido y bien capaz para dos personas... Por si fuera poco, puedes elegir su color entre hierro negro o rojo cereza...
La primera sensación al montar es que el manillar queda alto, de acuerdo a su filosofía retro, pero en marcha la moto resulta realmente muy cómoda.
Te pone la espalda recta, los brazos estirados y las piernas bien relajadas. En esta Mash, que no pasará muy a menudo de los 130 por hora –hacerlo es obligarla a actos contranatura, aunque es capaz de empujar hasta más allá de los 140 km/h sin quejarse- no importa que no tenga ninguna protección aerodinámica, y hasta aceptará sin ruborizarse y con mucha mayor gallardía estética que una moto moderna el único modo (¡olvídate de los puños eléctricos calefactados!) de evitar el frio en los dedos en invierno: las manoplas de cartero forradas con borreguillo...
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En ciudad, la
Five Hundred ofrece una facilidad de manejo y agilidad enormes. De hecho, es tan fácil de llevar como poco complicado es la maquinaria de un botijo. Su motor funciona, de tan parecido a un Honda 400... pues, claro, como un... ¡Honda 400! Su monocilíndrico SOHC 2V cuatro tiempos, refrigerado por aire y a inyección, vibra poco, funciona totalmente redondo, y tiene un tacto exquisito.
Los dos silenciosos hacen bien su trabajo, la Mash apenas suena, y la mecánica no suelta los ruidos mecánicos o los traqueteos que esperarías de una moto “vieja” y “fabricada en oriente”. El cambio, por ejemplo, funciona perfectamente, sin fallos ni resaltes ni siquiera en uso rápido tanto en multiplicación como en reducciones, y el embrague es suave.
Con 27 CV a 7.000 rpm, la moto, lo decíamos de entrada, no busca prestaciones, sino una
respuesta muy dócil. Sin embargo, se maneja con buena aceleración y se pone a 100 km/h sin perezas. Al gas da una respuesta inmediata y sin vacilaciones. En este sentido, la buena salud de su monocilíndrico se manifiesta en que su entrega de par es parecida al de una trail o moto mixta de montaña: no sólo da unos buenos 3,5 kgm, sino que los entrega relativamente pronto. La Mash empuja bien en caso de adelantamiento, y también abriendo el acelerador después de cortar gas aún desde por debajo de las cinco mil vueltas.
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La moto es retro, sí, pero no viejuna.
Escudada tras su apariencia “50´s”, encontramos una parte ciclo muy sencilla. Tanto el chasis como su equipamiento es muy básico, pero su funcionamiento es impecable, nada que ver con algunas motos chinas que dan miedo, teniendo en cuenta sus aspiraciones. Su filosofía es totalmente la opuesta a cualquier veleidad deportiva. Esta moto jamás se opondrá a un trato tranquilo, y a este ritmo tanto las suspensiones como los frenos están bien conjuntados. Eso sí, encontrará muy rápidamente sus límites si decides conducirla de modo agresivo.
El
freno delantero, por ejemplo, un disco de 280 mm con pinza de 2 pistones, funciona perfectamente en conducción normal, y junto a un tambor trasero monoleva de 160 mm de tacto y eficiencia correcta, detiene sin problemas a la moto donde lo necesitas. Hay que acabar apretando bien tanto sobre la maneta como con el pedal para conseguir toda la potencia, porque la primera mordida es, más que poderosa, segura y progresiva. No es una moto que frene formidablemente, pero no sentirás que vas sobre una moto insegura.
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Como no podía ser de otra manera, la Mash monta suspensiones tirando a blandas.
La horquilla convencional no resiste frenadas fuertes sobre baches, de modo que puede llegar a hacer topes. Los amortiguadores posteriores, por contra, no se hunden en asfaltos rotos. Al enfrentarla a las curvas, la moto se comporta de modo estable siempre que no la pongas en problemas en los que jamás quiso entrar: la
moto gira bien y de manera muy ágil, y entra en los virajes sin exigir ni esfuerzos ni técnicas especiales a su conductor. Brusquearla, forzarla a inclinarse para tomar un viraje con los frenos apretados, o hasta intentar recorrerlo a un ritmo más allá de su límite es en esta Mash, sencillamente, una maniobra poco afortunada. Por lo contrario, esta “Five Hundred” necesita una conducción a base de curvas redondas, suave, tranquila... o, si te suena mejor... “cool”.
¿Para quién, y para qué, esta
Mash? Como decía antes, quien busque un
vehículo práctico, a 4.195 euros puede encontrar más de todo –protección ante el aire, capacidad de carga, facilidad de conducción de un automático, limpieza, facilidad de mantenimiento....- en un scooter de 250-300 cc de cilindrada. Pero uno de 400 cc –no olvidemos que lo de “five hundred” es falso- se escapa muy por arriba.
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La Mash es, pues, para alguien distinto quien quiera algo distinto. En mi opinión, alguien amante del buen diseño, del cine independiente, de la música indie... y que quiera que su moto no sea un scooter como el del aburrido vecino del cuarto primera que ve “GH” en la tele... No hace falta que sea precisamente un “motero” convencional, o necesariamente el clásico amante de las prestaciones y la velocidad de una moto grande, o sea, “de verdad”.
Aunque esta moto esté inspirada en las inglesas cincuentonas, a mi me ha parecido muy mediterránea. Me la imagino perfectamente como protagonista de cualquier anuncio de cerveza –en este caso, 0,0 %, claro-, filmado al ocaso entre sol y mar, callejuelas de ciudad meridional, mesas dispuestas terrazas en la plaza mayor, chipirones y patatas bravas, y, obligatoriamente, chicas y chicos “cool” que sonrien al fresco mientras suena música neofolk con toques de ukelele...
A mi parecer, su comprador será, pues, alguien que busque distinguirse y divertirse con una moto vintage de estética verdaderamente aparente -para mi es realmente bonita-,
pero hecha con materiales y calidad actual. Y, claro, que no quiera invertir tanto como en una moto grande como sería una Bonneville, la inspiradora estética de esta Five Hundred, que cuesta 8.425 €... o una Kawasaki W800, que vale 8.499 €. Su precio de 4.195 euros es, pues, su gran baza, porque la Mash “500” es buena, bonita y barata.
HIGHLIGHTS TÉCNICOS
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1. Motor Monocilíndrico 397 cc
2. Potencia: 25 CV a 7.000 rpm
3. Cambio de 5 relaciones
4. Embrague multidisco en aceite
5. Chasis tubular de acero, basculante doble brazo de tubo de acero.
6. Suspensión delantera por horquilla convencional de 35 mm no regulable
7. Doble amortiguador con muelle
8. Arranque eléctrico
9. Instrumentación por reloj analógico y diplay digital relaciones de cambio
10. Alimentación por inyección, encendido electrónico CDI, refrigeración por aire.
11. Tanque de 13 l.
12. Ruedas de 100/90 x 19” y 130/70 x 18”
13. Peso sin gasolina 151 kilos
14. Disco delantero de 280 mm, pinza 2 pistones paralelos, y tambor trasero monoleva de 160 mm