La 125 la compré para moverme en ciudad (qué horror aparcar el coche, ¡ni pagando!) aunque derivó en un uso principalmente rutero y viajero. Para viajes, no es ideal, por tanto surgió el pensamiento de una 250cc.
Dada la oportunidad logística de sacarme el A2 (tiempo y dinero), sin idea de cambiar de moto por entonces, me lo saqué y aún mantuve un año completo mi maravillosa Hyosung Comet 125 GT con mucho gusto, y empecé a hacer tablas excel con todos los modelos que encontraba de entre 11kW y 35kW detallando características para poder compararlas.
Lo que más claro tenía es que no compraría ninguna moto sin probarla. También "super claro" que no compraría moto nueva
por dedicar un presupuesto más contenido y que estrenar me da igual. Entre las alternativas me llamaba más la atención algo carenado. Estuve a punto de comprar una Kawasaki ZZR250 pero había detalles en contra: documentación cambiada desde hacía solo 3 o 4 meses, marcas de arrastrón del cual no me dijo nada, y no me dejó probarla. Descartada. Seguí buscando el modelo ZZR pero llegué a la conclusión que con las últimas fabricadas en 2007 suponía tecnología "antigua", y cambié 180º de parecer, aumenté presupuesto mental de compra y empecé a mirar motos de máximo 5-8 años de antigüedad presuponiendo mejores componentes, frenos etc.
Apenas encontraba 250cc que me llamasen la atención, y tenía claro que no quería limitada (eso da para otro post), por lo tanto me "olvidé" del presupuesto y me puse a mirar todos los modelos que entraban en mi perfil, por inicios de 2020, hasta dar con la Kawasaki Ninja 400. Espectacular, mismo peso y neumáticos que mi Hyosung, y el motor lo ponían por las nubes en todas las comparativas, pero no había forma de probarla si no iba a Madrid/Barcelona/Málaga.
Solicito probar la Ninja 400 y la CBR500R en Valencia y, como no las tienen, me dejan la Ninja 650 y la CB500X
Bien por probar motos, mal porque me dijeron la 400 casi igual a la 650
jajano
y me dijeron que el motor de la 500X (no me gustó) = CBR500R
un desastre.
No pensaba comprar una moto sin probarla, y por fin este agosto subo a Madrid, pruebo la 400 y no me convence. El motor una pasada, la postura no me gustó y demasiado "de carreras" para mi estilo de conducción. Agridulce.
Tuve la suerte de poder probar al día siguiente la CBR500R que era la alternativa directa a la 400 (para mí) y me llevé la gran sorpresa de saber que sería mi moto. Me gustó desde el principio y desde luego no era igual que la CB500X que probé además que tal vez la unidad que yo probé estaba defectuosa por lo que hablé con el concesionario de Madrid. Así que ya ahí al lío de comprarla nueva, puesto que tanto la 400 como la CBR500R son modelos "relativamente nuevos" (CBR desde 2013) y de segunda mano van altas, y al introducirse mejoras en 2019 como indicador de marcha, suspensiones regulables, he hecho un ALL-IN
y la recojo la semana del 19 de octubre, si se puede.
Ya os iré contando más cosas, siempre desde la perspectiva de un aficionado.
La paciencia en mi caso se ha visto recompensada. Y la cabezonería de probar la moto también.