Sin ánimo de crítica ni prejuicio. Todos somos concientes de la necesidad de garantizar, en la medida de lo posible, nuestra seguridad. En una actividad que incorpora un riesgo inherente.
Hace 20 años la percepción general era tan diferente a la de ahora que íbamos por las carreteras sin casco o sin cinturón. Esto parece que está cambiando.
Y no tengo nada en contra de llevar un casco molón. Todos somos, en mayor o menor medida, un poco presumidos. Yo mismo me peino con la raya a la izquierda en una perfección sin igual y me veo rompedor.
Recuerdo los cascos quita multas. Que eran eso un orinal vuelto del revés sin ninguna protección.
Ya está ya he dicho la gracieta de las 11,20.
Nos vemos a las 12.